Me acuerdo vagamente del primer verano, el verano en el que apareciste para quedarte con nosotros.Yo era adolescente aún, y a tí te habían dejado abandonado en el parque de El Retiro junto con tus hermanos. Eras mestizo, no se sabe muy bien de qué mezcla. Cuando eras pequeño y te salían los dientes, aquel verano, corrías detrás de nuestras chanclas para mordernos las pantorrillas.¡Jodío!Qué daño hacías con aquellos colmillitos nuevos, a punto para existir, nuevos y jóvenes.
Creciste y te hiciste grandote, siempre bravucón pero en el fondo, ya se sabe, perro ladrador, poco mordedor, en este caso, nada de nada.
La verdad es que siempre fuiste muy bueno, tan bueno que has enfermado del corazón de lo grande que lo tienes, amigo.Parece que la madre Natura ha decidido que ya has vivido suficiente....ay...¿dónde encontraremos otro como tú...?
Cuando miro mis álbumes de fotos , veo demasiadas despedidas. Los seres humanos nos alejamos unos de otros "por circunstancias de la vida", solemos decir. Quizá no nos atrevemos a sincerarnos y a admitir que en muchas ocasiones es el egoísmo, la idiotez y la dejadez lo que nos hace romper puentes en nuestras amistades y lazos comunes.
No me quiero despedir de tí, aún no te has ido en el momento de decir esto. Pero algo es claro: me has hecho reflexionar acerca de eso que llaman fidelidad, por mucho que me quieran hacer creer que está programado en tus genes y en los míos no.
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