martes, 15 de diciembre de 2009

- Mira, es muy, muy sencillo.Lo único que quiero,,,es una taza de té. (.......) Escucha. (....) Le fue hablando de la India y de China; le habló de Ceilán. Le habló de unas hojas anchas secadas al sol. Le habló de teteras de plata. Le habló de tardes de verano, tumbado sobre la hierba. Le habló de poner la leche antes de echar el té, para que no se escaldara. Y le contó (brevemente) la historia de la Compañía de las Indias Orientales.

(Douglas Adams, El restaurante del fin del mundo.)

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