silenciosos lectores aquí y allá, separados unos de otros, inmersos cada cual en su mundo, se repartían por el paseo ajardinado como estatuas vivientes, como gigantes mitológicos devoradores de fábulas.
lunes, 27 de abril de 2009
Laxitud
La laxitud moral llega a ser tanto igual de dañina como el mal activo. Deforma espíritus libres y bellos y los empuerca rebozándolos en el barro de la maldad y la degeneración.¡No lo dice Ignatius Reilly, pero casi!
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