miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ernesto Sábato, El Túnel

En todo caso, había un sólo túnel,oscuro y solitario:el mío

Acabo de releer El Túnel, de Ernesto Sábato.

No recuerdo cuándo fue el momento exacto en el que lo leí por primera vez. Me suena que fue justo antes o después de leer su desarrollo definitivo, Sobre héroes y tumbas.En esencia, este último libro tiene más estratos,más temas y más capas de lectura, y también de estudio lingüístico. Pero El Túnel es la semilla en la que están recogidas casi todas las ramificaciones temáticas que brotarán hasta el final, con todas sus consecuencias, en Sobre Héroes.
En el caso de todos los libros, el fenómeno de la relectura es sorprendente y provechoso;en este caso, ha sido más que eso, ha sido revelador. Con toda probabilidad, la catedral literaria que es Sobre Héroes produjo en mí en su momento un eclipse sobre El Túnel. Hará cerca de diez años que leí ambos libros y no me importa confesar que dicho eclipse  había operado de tal manera en mí, que apenas recordaba nada de El Túnel.
Imagino que desde su publicación habrán corrido ríos de tinta, así como de celuloide. Lo primero que me llama la atención es este hecho.


Yo creo que El Túnel hay que poder entenderlo, pero de manera intelectiva, afectiva y sensitiva. Si no, la lectura es vana. Y quizá por eso, mi primera lectura fue más bien vana en casi todos los sentidos.
Sábato es un gran filósofo del Mal, y para comprender lo que es el Mal, es necesario haberlo padecido en propias carnes. Para tomar conciencia de lo que es el Mal, no basta con ver las noticias, ni siquiera con apreciar a un ser cercano que padezca sus consecuencias; no, es indispensable haberlo padecido en primera persona, y haberlo padecido en reiteradas ocasiones, y es igualmente necesario tener la capacidad, no sé si innata o no (este es uno de los puntos que hacen de este problema algo irresoluble hasta la fecha.), de sentirlo como lo que es, de discernir con todas las facultades de la razón y la emoción.
Por eso me cuesta trabajo creer que haya tanta gente capaz de comprender el libro. El propio Sábato anuncia en sus páginas una posible explicación de este fenómeno: la duda, casi la certeza, de que el Mal anida en todos y cada uno de nosotros, aunque seamos conscientes de él; y que esta consciencia debería bastar en sí misma para redimirnos, por el puro asco. Pero no lo hace,y esta tragedia del ser humano es a la vez paradoja para el escritor y para el lector.

Llegados a este punto, habremos de eliminar de la lista de lectores a un buen número de ellos, que a buen seguro, no habrá comprendido el libro, bien por vivir instalados en un cómodo cinismo autocomplaciente, en una metafórica ceguera a la que alude Sábato, o porque, como yo mismo la primera vez, carecen de la experiencia suficiente para entender de lo que allí se habla.
También habremos de introducir aquí la más que razonable duda acerca de la comunidad cultural que produce y consume este libro. Se trata de literatura burguesa, con todo lo que ello conlleva, y este punto lo dejamos aquí, puesto que es merecedor de otros tantos ríos de tinta.
Vayamos a la historia. J.P. Castel es un pintor de renombre. Creo que este punto de partida sitúa al autor en la posibilidad de que el protagonista sea un artista, un creador, y que la pintura es su campo porque la plasmación en el lienzo es la forma más rápida e inmediata de comunicación con el público. Los que trabajamos vigilando obras de arte, especialmente cuadros, sabemos que son ventanas hacia realidades diferentes.

Castel refiere brevemente que el artista, o al menos, su arte, pretende ser un medio de lucha contra el Mal, y una comunicación , una búsqueda, de alguien que, como Castel, haya entendido en toda su hondura la experiencia y el problema del Mal.Cuando cree haber hallado a esa persona , Castel, movido por un afán lógico inexorable, y por una terrible certeza de soledad e incomunicación entre los seres humanos, se ve arrastrado al crimen.
María Iribarne, con su irónico nombre virginal; Hunter, el cazador; Allende, el primer representante del horror que vendrá con el Informe sobre ciegos, son las agujas con las que Sábato teje su trágica historia.

Llegado a este punto, la relectura nos sitúa en otro plano. El artista ha perseguido la Belleza, y esta es Una junto con el Bien y la Verdad. La ruptura de uno de los elementos de esta tríada inacapacita el funcionamiento de los demás.
Es comprensible, casi forzoso, que la historia se auna historia de amor entre un hombre y una mujer.Dicho lo cual, estas premisas no son suficientes, a mi juicio, para perdonar la misoginia de Sábato, refelejada en otros de sus libros también. La personalidad de Castels es la de un neurótico, un maltratador, diríamos ahora desde lo políticamente correcto.
Para concluir, volvamos de nuevo al tema, al problema del Mal.Ya lo habíamos dicho, en otras entradas anteriores: el Mal es comprendido cuando se comprende el absoluto de su ser.Que no es excepción, sino regla.Que su existencia es por sí y para sí,y su surgimiento, espontáneo.
Hay algo más que no me resisto a decir: Castel se comporta como un malcriado e ingenuo adolescente.

***********************


Una última reflexión, de índole más personal que otra cosa, me obliga a confesar que, aunque las palabras exactas de El Túnel se hubiesen aparentemente borrado de mi memoria, no obstante, permanecían allí de algún modo. No sé si de nuevo atribuirlo a que me fueran repetidas por Sobre Héroes; pero durante la relectura vi reflejadas en sus páginas opiniones que yo mismo llevaba años sopesando, sin ser consciente de que Sábato se expresaba así; por ejemplo, la proposición de posible eliminación del individuo malvado como medida de profilaxis social; la animadversión hacia la figura de los críticos, por seres inútiles que ostentan un poder sin basamento sobre las obras de arte; o la sensación, que ya no opinión, de repugnancia absoluta e inmediata ante la aparición de los signos de la maldad y la estupidez impregnando el mundo...

Para saber más, http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=s0071-17132004003900010&script=sci_arttext

No hay comentarios:

Publicar un comentario