lunes, 30 de noviembre de 2009

Arlt, de nuevo, Arlt

Un hombre sincero es tan fuerte, que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.

(Aguafuertes Porteñas, La terrible sinceridad)

sábado, 28 de noviembre de 2009

Algunas personas son más hermosas que la tumba de Hegel

Es tan difícil describirte. Y principalmente, esto ocurre porque aún eres un boceto. Las horas que hemos pasado juntos han sido pocas, pero intensas. Lo que hemos podido compartir en esos breves espacios de tiempo ha sido un material de primera, amigo.Tu contorno se fue dibujando, de forma brumosa al principio, tú coges la mesa por un extremo, yo por el otro, alguien dice la tópica frase acerca de la juventud. La siguiente vez que te vi ya íbamos los dos vestidos de payaso. Y no sé cómo, estos dos payasos empezaron a coger la costumbre de irse a ahogar las penas en cerveza al acabar la jornada. Tu contorno era curvilíneo al principio, parecíamos dos patos torpones al andar el uno junto al otro y venir a chocarnos a menudo. Tan amable siempre. Como un colchón de algodón amortiguando mi caída. Con esos ojos de camaleón tras el cristal de las gafas, casi siempre sonrientes, a veces desesperados, pero vivos, tan vivos. No sé de dónde saca un hombre tanta dulzura. Pero si sé dónde está ese hombre, porque conozco la raza a la que pertenece: eres un rey, un mendigo, un loco, un burgués atormentado por la sífilis. Eres el dictador y el salvador, el manso y el asesino. Eres un filósofo. Uno de los pocos verdaderos filósofos que he conocido.
Tu silueta oscura se erguía frente a la fría noche. Ya no era curvilínea. Se había vuelto severamente recta. Entre la fría claridad y la luz artificial, comprendo.Espero. Junto a tí, alejado un metro, pero tan lejos.
Y comprendo, aunque es tan doloroso comprender.