miércoles, 30 de junio de 2010

espionaje (o no?)

Qué rara es esa sensación cuando tú no puedes evitar que alguien te importe, pero esa persona no puede corresponder a eso.
Llega un momento en que te limitas a observar su iconito verde, en silencio, el iconito que no se pondrá en contacto con el tuyo, el iconito que no ve tu iconito. Porque para tí ese iconito tiene gran y especial importancia, es casi el único que no pierdes de vista. Pero para la otra persona, el tuyo probablemente esté perdido en una jungla de iconitos multicolores, revueltos y desordenados, y quizá ,
 probablemente,
 con casi toda probabilidad,
ni
siquiera
lo
ve
...

lunes, 28 de junio de 2010

Raro

Es tan raro.
Amparado por extraños, saludado por extraños, respondiendo a la fría amabilidad de los extraños. Sólo ellos sonríen, sólo ellos hablan, sólo ellos, como frías máquinas androides.Dejas el dinero en su mano , gracias, caballero, su vuelta; ¿va a salir?Lo que busca está al final de ese pasillo, gracias, de nada, de nada; buenos días, buenas tardes, adiós, hasta luego. La cuenta, por favor. Gracias, gracias, gracias. Revolotean a mi alrededor mientras me fumo un cigarrillo y tomo el café tan fuerte que me ha desvelado. Una pantalla de televisión muda, otro extraño, pero tan conocido, y estoy sólo en esa mesa, sólo están los extraños y las máquinas que zumban, se encienden, cantan, escupen más café. Ojalá hubiese alguien de carne y hueso enfrente de mí, alguien que comprendiese que tan sólo me quiero fumar ese cigarrillo mientras me bebo el café, y no le pareciese extravagante. ¿De veras soy tan raro?

Mi dinero tintinea atrayendo a los extraños, sonrisas forzadas, maquinales, robóticas, su tabaco, gracias. Miro las fotografías de aquellos a los que debería considerar algo así como amigos, o al menos conocidos, y me doy cuenta de que cada día estoy un poco más lejos de ellos. Cuando creía que me iba acercando, resulta que nos hemos alejado aún más. Cada vez hay menos que decir, si es que alguna vez lo hubo. Cada día suena todo más falso, más hipócrita, más irreal.
Estoy empezando a tener la sensación de que todos somos máquinas, y lo peor es que me inquieta que no sea verdad. Porque de no ser así, la realidad sería simplemente el infierno en la tierra.
Pero ya no estoy seguro de nada.

martes, 15 de junio de 2010

aclaraciones (por si las flies)

La historia o la reflexión surgen de cualquier parte, como una hierba que lucha por salir de entre el pavimento de una calle en el medio de la ciudad. El momento en el que la semilla cae en la mente, y germina hasta florecer en forma de letras, es insospechado.El parecido con la realidad suele ser más bien poco, a no ser que se trate de un texto que se refiera a otro texto, caso en el que sí, hay que mantener los pies en el suelo y buscar las coordenadas correctas y fieles a la verdad y a la historia.
Las historias suelen ser completamente falsas, o en todo caso, poco reales. Es como si veo a una persona por la calle y esa persona me inspira una historia.No sé su nombre, ni ningún dato, y poco importa saberlo. El hecho de que las historias sean caminos hacia una idea, no hacia una narración, tampoco altera mucho el mecanismo.Son historias anónimas y con personajes anónimos, sin nombre y sin cara.Ni siquiera yo recuerdo sus caras.

viernes, 11 de junio de 2010

el aedo canta náuseas

Qué bonito, qué grande!No hay nada más fuerte que nuestro amor.
Nuestro amor nacio y creció entre litronas de cerveza, minis de calimocho, meados de borracho y vomitonas.
qué hermosa fue aquella época!
De porro en porro y a lo mejor alguna raya que otra, o quién sabe qué otra cosa, nos daban amarillos un día sí y otro también.
qué bonito!Cómo trabajamos, codo con codo, por nuestro poblacho feo y extrarradial!
ïbamos a conciertos de jevi y de punk y nos teñíamos el pelo de rojo.
Nos poníamos estrellas rojas en la camiseta y flipábamos con Extremoduro.Quizá ignorábamos que había miles y miles de niños bien que se vestían de rojetes de diseño y también flipaban con Extremoduro en los bares de Argüelles.Pero nosotros íbamos a los garitos de nuestro barrio y allí nos asfixiábamos con toda nuestra mierda y nuestro diminuto mundo donde sólo existían los meados, y tú, y yo.
Y tú un día cogiste una guitarra y te subiste a uno de esos escenarios cutres y pegajosos porque tenías que rebuznar al mundo tu verdad.
Y años después nos organizamos, sin ser infieles ni un segundo al clan gitano al que nos sentíamos pertenecer, y nos fuimos a vivir juntos.En nuestro poblacho.
Y allí nos dispusimos a perpetuar esta comedia hasta el fin de los tiempos, porque sólo existe un delito en nuestro código, y es traicionar a nuestro dios:
La Mediocridad.